La aparición de casos de vacas locas se estabilizó en la segunda mitad de 2001 en una media de seis reses positivas al mes. En lo que va de 2002, la tasa ha repuntado ligeramente hasta los 10,5 casos al mes. El Ministerio de Agricultura considera que esta subida es la esperable, por el largo periodo de incubación de la encefalopatía, cercano a los cinco años. Las harinas cárnicas estuvieron utilizándose (fraudulentamente) en la elaboración de piensos para el ganado vacuno hasta 2000.
En Reino Unido, el número de casos aumentó los cuatro años siguientes a la supresión total de las harinas cárnicas en los piensos. Después se redujeron paulatinamente varios años más. Por tanto, el repunte español es esperable, pero también un recordatorio de la necesidad de seguir en guardia.
El presidente de los colegios veterinarios y director del Laboratorio de Referencia de Zaragoza sobre las vacas locas, Juan José Badiola, añade que, en el primer semestre del año pasado, la mayoría de los ganaderos se acogieron a la posibilidad -no sólo legal, sino promovida por el Gobierno- de vender sus vacas en edad de riesgo a la Administración. Esas vacas fueron destruidas sin análisis, y por tanto no engrosaron las estadísticas. La destrucción sin análisis cesó en julio de 2001, pero las vacas de más edad ya habían desaparecido. El repunte de ahora sería, según este punto de vista, consecuencia de que las vacas van envejeciendo otra vez, y esta vez con análisis obligatorio.
Lo esperable es que los casos sigan aumentando varios años. Badiola destaca que la encefalopatía afecta ya a todas las comunidades autónomas excepto Canarias. 'Es obvio que las harinas cárnicas se utilizaron de manera muy generalizada en España', dice este experto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de mayo de 2002