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EE UU condiciona el levantamiento del embargo a que haya democracia en Cuba

Bush impone más restricciones a los viajes y permite ayuda humanitaria sólo a través de ONG

El presidente George W. Bush celebró ayer el centenario de la independencia de Cuba con el exilio cubano de Miami, presentando su iniciativa "para una Cuba Nueva", en la que rechaza de plano el levantamiento del embargo económico, impone mayores restricciones a los viajes y otorga ayuda humanitaria "sólo" a través de las ONG. Bush calificó a Fidel Castro de "tirano que ha convertido la isla en una prisión, usando métodos brutales para imponer una ideología en bancarrota", y lo emplazó a celebrar elecciones libres en 2003 como "requisito mínimo" para normalizar las relaciones.

En un discurso apasionadamente anticastrista -y salpicado de frases en español- con el que claramente pretendió desmarcarse del ex presidente Jimmy Carter y de un amplio sector del Congreso que aboga por el fin del bloqueo, Bush adoptó el argumento del exilio radical de que el levantamiento de las sanciones económicas "sólo serviría para que Castro y sus compinches se llenaran los bolsillos". La audiencia de unas 2.000 personas en el James L. Knight Center estalló en un apoteósico aplauso, que se repitió cada vez que el presidente subía el tono de la retórica anticastrista.

En un claro mensaje al Congreso, Bush afirmó que vetaría cualquier intento de aflojar el bloqueo, sin embargo, en ningún momento se refirió a los 800 millones de dólares que anualmente envían los exiliados a sus familiares, violando con ello el embargo, y que constituyen según la ONU la segunda fuente de ingresos de Cuba. Tampoco hizo mención a la acusación lanzada por el Departamento de Estado antes de la visita de Carter en la que se afirmaba que La Habana fabrica armas biológicas y las exporta a países del eje del mal. Sí acusó a Castro de "importar armamento nuclear".

Bush retó al régimen de Cuba a impulsar reformas políticas y económicas encaminadas a una sociedad demócratica, en la que se permita la libre asociación y sindicación, y se respeten los derechos humanos y la propiedad privada. "Entonces y sólo entonces" reconsiderará la política de endurecimiento. "Señor Castro, muestre por una vez que no tiene miedo a una elección libre".

Un descrédito

Aunque la mayoría de las medidas ya habían trascendido, sorprendió el que Bush sacara de la lista la financiación a los disidentes políticos, después de que éstos la rechazaran la semana pasada. Los opositores a Castro sostienen que recibir dinero de Washington no sería un favor, sino un descrédito. Así lo reiteraron ayer durante una entrevista en la cadena CNN tras la intervención de Bush. Uno de ellos, Elizardo Sánchez Santacruz, comparó las propuestas de Bush y Carter para decir que la del segundo era mucho "más esperanzadora".

El mandatario estadounidense elogió el Proyecto Varela, una iniciativa de la disidencia que pide un referéndum para promover la democracia. Los impulsores del proyecto a los que calificó de "valientes" ya han recogido las 11.000 firmas que requieren las leyes cubanas.

"EE UU no abandonará al pueblo cubano" y como muestra de ese compromiso, dijo, concederá becas a los alumnos y profesores que quieran estudiar en EE UU y a los hijos de los prisioneros políticos. También levantarán las restricciones a la ayuda humanitaria siempre que se canalice a través de ONG y restablecerán el correo directo.

La ayuda recogida en la "Iniciativa para una Cuba Nueva" intenta mitigar las críticas del ala progresista del Congreso, de la sociedad norteamericana y de un creciente sector del exilio que cree que el embargo no ha logrado su propósito original de asfixiar al Gobierno de La Habana y forzarle a iniciar cambios, sino asfixiar al ciudadano de a pie que carece del bienestar básico.

La política de cal y arena esbozada ayer prohíbe financiar las compras agrícolas de Cuba -autorizadas por el Congreso este año-, y restringe los viajes de norteamericanos y cubanos a la isla, imponiendo sanciones de hasta 55.000 dólares. Bush también planteó modernizar Radio y TV Martí, para incrementar las emisiones de EE UU a Cuba.

Bush se despidió del encuentro público con los exiliados repartiendo besos con el ritmo de la Guantanamera y entonando un "Viva Cuba libre". Después, asistió a una cena en la mansión de un millonario cubano en la que esperaba recaudar dos millones de dólares para la campaña de reelección de su hermano Jeb como gobernador de Florida. Esto le ha valido la crítica de que está supeditando la política de EE UU hacia Cuba a los intereses electorales de su familia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de mayo de 2002