En su propio terreno y con el apoyo de varios países pobres cuyo voto le es favorable, según las organizaciones ecologistas, Japón sirve estos días de anfitrión a la Comisión Internacional Ballenera para debatir si se levanta la moratoria de la caza de ballenas aprobada 16 años atrás.
Activistas de Greenpeace entregaron simbólicamente dinero a los congresistas frente al edificio de la convención, en el poblado pesquero de Shimonoseki, al sur de Japón. Claris Charles, representante de la isla de Granada, se sintió insultada por el gesto de Greenpeace y su intención: denunciar que los votos de países muy pequeños como el suyo han sido comprados por Japón con ayudas al desarrollo, informa Efe. Pero el país anfitrión sufrió un revés en la primera votación de la asamblea, integrada por representantes de 48 países. Por 25 votos contra 20 se ha rechazado que Islandia forme parte de pleno derecho de la Comisión. Con este contratiempo Japón y Noruega pierden un aliado en las votaciones en las que se planteará el levantamiento de la moratoria del rorcual alibanco, una pequeña ballena común en el Atlántico cuya población se ha recuperado gracias a la moratoria.
Pese al revés de Islandia, Japón cuenta con el apoyo de más de 11 países del Caribe, Pacífico y África (Marruecos) y otros recién incorporados como Benin, Gabón o Palau. Los científicos consideran que la recuperación del aliblanco no es representativa de otras especies en peligro de extinción. Según Ricardo Sagarmínaga, presidente de la Sociedad Española de Cetáceos, si se levanta la moratoria ningún aduanero será capaz de distinguir si la carne importada es de aliblanco o de otra especie, salvo que analicen su DNA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de mayo de 2002