La oposición está convencida de que la reforma educativa del Gobierno de Aznar no sólo 'no resolverá los problemas del sistema', sino que además, 'oculta bajo el epígrafe de Ley de Calidad, una contrarreforma ideológica, un recorte de libertades y una recesión en las competencias autonómicas'. De acuerdo con este diagnóstico, los cinco partidos de izquierda y nacionalistas del arco parlamentario y extraparlamentario valenciano -PSPV-PSOE, Esquerra Unida, Els Verds, Esquerra Verda (EV) y el Bloc Nacionalista Valencià- anunciaron ayer, en conferencia de prensa, la consolidación de un frente común para, en palabras del portavoz socialista Ximo Puig, 'dar una respuesta contundente a una ley que supone una agresión en toda regla al sistema educativo público'.
Joan Ribó, coordinador general de EU, recordó que 'no es la primera vez que las fuerzas de izquierda se unen' -en referencia a la marcha que reunió en Valencia a 20.000 personas hace dos años-, y aseguró que es 'importante la unidad', porque supone 'un respaldo total a la manifestación del jueves convocada por sindicatos, asociaciones de padres y de estudiantes contra la Ley de Calidad'. Una ley que, según Joan Francesc Peris, de EV, supone 'una concesión a los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica y del PP, frente a las políticas progresistas de los 90'. Para David Hammerstein, de Els Verds, este modelo 'basado en la idea del examen, que fracasó en Inglaterra, consolida una educación binaria de doble vía: una para minorías que triunfan y otra para mayorías dirigidas hacia un mercado de trabajo precarizado'. 'No es baladí que las fuerzas progresistas estemos aquí', concluyó Ferran Puchades del BNV, 'es un elemento clave porque tenemos la obligación de llegar a puntos de acuerdo frente a esta agresión'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de mayo de 2002