El ministro de Exteriores, Josep Piqué, se mostró ayer confiado en que se logrará concluir "antes de agosto" la negociación con el Reino Unido para compartir la soberanía sobre Gibraltar. Pese a que el encuentro celebrado el lunes entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, no parece haber contribuido a desbloquear la situación, Piqué declaró ayer en Mikonos (Grecia), donde asistía a una reunión del Foro Euromediterráneo: "Las cosas siguen bien, pero nadie esperaba que de esa reunión saliera algún resultado concreto".
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Josep Piqué añadió: "Llevamos negociando seis meses, y yo espero que el proceso concluya antes de las vacaciones de agosto. Seguiremos trabajando para ello".
Según fuentes de su gabinete, el ministro hablará pronto con su homólogo británico, Jack Straw, para que le aclare lo que quiso decir exactamente cuando declaró el lunes que un rechazo en referéndum por los gibraltareños implicaría "el fin" del acuerdo.
Otro síntoma de continuidad en el diálogo es la creación por parte de España de una Oficina de Asuntos sobre Gibraltar, dependiente de la Dirección General de Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores, para mejorar la coordinación entre ministerios y proveer los medios adicionales exigidos por la acumulación de tareas que se derivan de las negociaciones. El secretario de Estado para Europa, Ramón de Miguel, dijo ayer que espera que el proyecto sea aprobado pronto por el Gobierno de modo que pueda estar operativo para finales de este mes.
Frente a ese ambiente de normalidad, la prensa británica se mostraba ayer escéptica sobre el futuro de las negociaciones, que The Daily Telegraph y The Times, los dos diarios más conservadores y que más agresividad han demostrado hacia el proceso, declaraban agonizantes.
El líder conservador, Michael Ancram, reclamó su suspensión porque "no causan nada, salvo consternación y una mayor frustración en Gibraltar". El ministro principal del Peñón, Peter Caruana, declaró a Tele 5 que "no hay solución posible" para que España y Gibraltar se pongan de acuerdo en el tema de la soberanía y pidió a Madrid que se limite a levantar todas las restricciones sobre la colonia.
En España, el portavoz de Exteriores del Grupo Parlamentario del PP, Gustavo de Arístegui, dijo que del encuentro entre Aznar y Blair sólo se deduce "una pequeña desaceleración de la buena marcha de las negociaciones".
En nombre del PSOE, la secretaria de Política Internacional, Trinidad Jiménez, estimó que las negociaciones no han fracasado, aunque sí criticó un exceso de triunfalismo del Ejecutivo. "Yo no hablo de fracaso. El problema es que el Gobierno generó un exceso de expectativas, porque en una negociación de esta envergadura sabíamos que podrían surgir escollos y, por tanto, tendría que haberse tratado con una mayor discreción y con menos triunfalismo". Jiménez añadió que, por lo demás, el PSOE apoya las posiciones del Ejecutivo en esta negociación.
El portavoz socialista de Exteriores en el Congreso, Manuel Marín, dijo: "El panorama se presenta bastante difícil, al menos en el corto plazo, y no creemos que se pueda de aquí a julio, a menos que se produzca un viraje fundamental, encontrar una solución que pueda ser aceptada por el Gobierno de España".
El portavoz de IU en el Congreso, Felipe Alcaraz, vaticinó que la negociación "va a a ser un fracaso rotundo", porque el Ejecutivo ha creado expectativas "tan ambiciosas como falsas". "Toda su estrategia se va a desmoronar en breve plazo, visto el estancamiento de las negociaciones", añadió.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de mayo de 2002