A sólo dos días de la cumbre ruso-norteamericana, el Kremlin reafirmó su amistad con Corea del Norte al recibir a Paek Nam-sun, ministro de Exteriores de ese país, uno de tres que integran lo que EE UU llama el eje del mal.
Uno de los temas centrales de las conversaciones ruso-norcoreanas fueron las tensas relaciones que Pyongyang tiene con Washington. Alexandr Losiukov, viceministro ruso de Exteriores, subrayó que el hecho de que la visita de Paek se produzca en víspera de la cumbre entre los presidentes George Bush y Vladímir Putin es una 'total coincidencia'. Al mismo tiempo, opinó que la dura posición que EE UU mantiene con respecto al régimen de Pyongyang 'no contribuye a suavizar la situación en la península coreana'.
El Kremlin desea mantener relaciones equilibradas con Corea del Norte y del Sur y espera poder ayudar a la reanudación del diálogo entre Pyongyang y Washington. A EE UU le preocupa el problema de la no proliferación a la luz del programa nuclear y de misiles de Corea del Norte. Pero Moscú no comparte las preocupaciones de Occidente y sostiene que el régimen de Kim Jong-il 'cumple hasta ahora' la moratoria a los programas misilísticos. En cuanto al programa nuclear, Rusia hace ver que se han realizado varias inspecciones internacionales en Corea del Norte, sin que ninguna haya encontrado 'pruebas serias de que ese programa está avanzando'.
Los norcoreanos están interesados en que los rusos les construyan una central atómica, tema que se discutió en las conversaciones de ayer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de mayo de 2002