Lunes 20 de mayo, 11.45 horas. Agencia de un gran banco en el centro de Madrid.
Una persona, de apariencia norteafricana, solicita cambio de un billete a la cajera. Se lo niega con la excusa de que si no es cliente del banco no se lo puede dar. Llega mi turno y pregunto a la cajera si los bancos no facilitan cambio a cualquier persona que lo solicite.
Contesta que sí, pero que la norma es dárselo a los clientes preferenciales. '¿Un moro no es cliente preferencial?', le pregunto. Silencio. La cajera baja la mirada. 'Le pregunto si no le ha dado cambio porque es moro'. 'Son órdenes del director', me contesta. Sentí que me encontraba en un banco racista.
Pregunté por el director para que me sacara de mi error. No estaba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de mayo de 2002