El cardenal de Nápoles, Michele Giordano, fue condenado a quince días de prisión, en suspenso, por construcción ilegal. El cardenal fue declarado culpable de haber efectuado obras sin los permisos necesarios, en un palacio legado a la Iglesia por un particular. El purpurado tenía que haber solicitado permiso a la dirección de patrimonio histórico.
El cardenal Giordano protagonizó un grave escándalo en 1998, cuando fue acusado de financiar una red de usura dirigida por su hermano, Mario Lucio Giordano y en la que supuestamente participaba su sobrino Nicola. El caso provocó un profundo malestar en el Vaticano que denunció que la forma en que el arzobispo estaba siendo tratado por la justicia italiana constituía una violación del Concordato del Vaticano con el Estado italiano. La actuación del fiscal que investigó el caso y que pidió tres años de cárcel para el purpurado al que acusó de "asociación con malhechores con fines de usura, prácticas reiteradas de usura y apropiación indebida", fue duramente criticada y atribuida a las convicciones anticlericales del fiscal. El cardenal, al igual que su sobrino, fue absuelto por la Justicia italiana en diciembre de 2000.
Mientras se llevaban a cabo las investigaciones que llevaron a su procesamiento, Giordano tuvo que responder, además, de una supuesta falsificación de balances contables de la curia de Nápoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de mayo de 2002