Ya que el anunciado derribo de lo añadido al teatro de Sagunto responde a una sentencia del Tribunal Supremo, la cual se atiene escrupulosamente a la Ley de Patrimonio del 85, sugiero a los señores Grassi y Portaceli que sigan el método usado por monseñor Rouco para conservar la ilegal parroquia madrileña de Nuestra Señora de las Fuentes: que recen, mientras los demás esperamos el verdadero milagro que supondría, en nuestro país, el estricto cumplimiento de las leyes de protección del patrimonio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de mayo de 2002