La feria de Granada se inició ayer con una novillada en la que, con un cuarto de entrada, se lidiaron reses de Manolo González y González Sánchez-Dalp, que dieron un juego notable. Jorge Ibáñez (vuelta y silencio) dejó cumplida muestra de vulgaridad y de un acusado instinto de conservación. José Antonio Cejudo, El Güejareño (oreja en los dos novillos), se reveló como un torero tosco y valentón, ayuno de técnica y facultades, que goza del fervor del paisanaje. José María Manzanares (vuelta en los dos) hizo un toreo tan largo como alejado, sacando a relucir el temple en contadas ocasiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de mayo de 2002