Recientemente he estado en Sevilla con unos amigos y hemos tenido la desgracia de conocer el deplorable comportamiento de la mayoría de sus porteros de locales y su poco respeto por la dignidad ajena.
Concretamente, los de dos locales, uno de la calle Betis y otro cerca del puente de las Delicias, que con muy poco estilo y mucha chulería nos exigían para acceder una 'tarjeta de socio' que no existe en cuanto notaban que no éramos de la ciudad. Nuestra indumentaria era la misma que la de gente a la que se permitía el acceso, y la misma que la de muchos a los que no se les permitía.
Todos conocemos a esos individuos en el umbral de la normalidad intelectual en cuerpos de brutos que suelen ser los porteros de locales. Pero creo que los de Sevilla se llevaron la palma, dejando una pésima imagen de una ciudad que precisamente vive del turismo.
Quiero aprovechar estas líneas para denunciar un comportamiento detestable, indigno e ilegal que espero sea perseguido y erradicado por las autoridades competentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de mayo de 2002