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OPINIÓN DEL LECTOR

Telefónica, siempre en cabeza

Rosa María R., Clara C., Eva C., Montse C., Vanesa F., Carmen M., Belén R., Laura G., Susana M., Gema S., Dolores R., Dora R., A. Torres, Beatriz. B., Ana H. y otras cuantas personas más no son firmantes de un manifiesto cívico, sino las operadoras del 1002 y 1004 con las que he hablado desde que, hace 22 días, se averió mi teléfono. De ninguna de ellas he conseguido una explicación ni el acceso a personal técnico o de superior categoría que, al menos, se disculpara. Ante mi natural insistencia, lo que he encontrado son hechos y argumentos como los siguientes:

Que dentro de las 48 horas en que se garantiza el arreglo sólo son computables los días 'lectivos'; que no es posible llegar más allá del 1004 para formular una reclamación, por grave que ésta sea; que no les está permitido decir desde qué población hablan; que no me dan el nombre de su coordinador; que no me pasan con el coordinador que me habló el día anterior porque pertenece a una sección que se encuentra en Sevilla; me han preguntado por la música que prefiero para dejarme en espera o me han cortado directamente; han prometido falsamente llamarme en el plazo de media hora; a veces se han negado a dar el número de expediente de la reclamación que presentaba..., y siempre me han prometido el nombre y el teléfono de contacto.

Tratando de sobreponerme a la desesperación, concluyo que, efectivamente, Telefónica es la primera en todo, y que en el paraíso liberal al que hemos llegado sólo está prevista la existencia de usuarios y trabajadores impotentes y resignados.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de mayo de 2002