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Francisco Garfias indaga en un ensayo la presencia de Dios en la obra poética de Juan Ramón Jiménez

El presidente de la Diputación de Málaga, Juan Fraile, y el presidente de la Fundación María Zambrano y alcalde de Vélez-Málaga, Antonio Souvirón, participan en la inauguración de la Fiesta del Libro con la lectura de la obra Persona y democracia, de la filósofa veleña. El acto es el preludio de la Feria del Libro.

El escritor Francisco Garfias, de 80 años, natural de Moguer (Huelva), presentó ayer el ensayo titulado La idea de Dios en Juan Ramón Jiménez, una reflexión sobre la religiosidad en la poesía juanramoniana. El libro, que hace el número 73 en la obra de Francisco Garfias, inicia una nueva colección de la Fundación Juan Ramón Jiménez, organismo dependiente de la Diputación de Huelva, llamada Calle de la Cal Nueva.

Francisco Garfias define en este libro a Juan Ramón como un hombre 'católico por nacimiento y por educación'. Y añade: 'Juan Ramón Jiménez habló a Dios, a través de su poesía permanentemente, durante más de 50 años'. El propio JRJ, nacido la víspera de Navidad de 1881, se hizo llamar en un verso 'el niño dios', recuerda Francisco Garfias. 'Cuando yo era el niño dios / era Moguer, este pueblo, / una blanca maravilla, / la luz con el tiempo dentro', escribe Juan Ramón.

El premio Nobel moguereño tuvo una aproximación lenta a Dios, según Francisco Garfias. Incluso en Platero y yo, Juan Ramón dice: 'Desde niño tuve un horror instintivo al apólogo, como a la iglesia, a la Guardia Civil y al acordeón'. Pero poco a poco Dios va tomando presencia en Juan Ramón y en su poesía. Francisco Garfias recuerda una cita del académico Dámaso Alonso: 'Si la poesía no es religiosa, no es poesía. Toda poesía -directa o indirectamente- busca a Dios'.

Es al final de su vida, ante la intuición de la muerte, cuando Juan Ramón encuentra a Dios. Y ocurre en un viaje en barco, ante la visión del mar. Escribe Francisco Garfias: 'Juan Ramón venía del éxito obtenido con sus conferencias en Argentina y traía aún, pegado al oído, el rumor de los aplausos. El mar le esperaba en su virtud, en su dominio incesante. Y fue entonces cuando, súbitamente, le madura la idea de una divinidad poética, más allá de él y en él mismo, fruto de su desvelo permanente, toque de gracia que lo alzaba a lo eterno'. Y apoya la reflexión en estos versos de Juan Ramón Jiménez. 'Dios del venir, te siento entre mis manos, / aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa / de amor, lo mismo / que un fuego con su aire'.

Francisco Garfias explicó que él no considera que Dios esté pasado de moda. 'Vivimos una época difícil, en la que prima la búsqueda del placer, pero Dios está ahí, para quien quiera buscarlo'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de mayo de 2002