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NIGERIA | GRUPO F

Talento indisciplinado

El potencial de Nigeria es tan fuera de serie como su falta de planificación. A escasas semanas del Mundial, el antiguo maestro de escuela Adegboye Onigbinde, actual seleccionador de los Super Eagles (Súper Águilas), seguía probando y probando jugadores por decenas. "Cualquiera puede venir", dijo, y llegó un chico hasta de Singapur.

El técnico, de 64 años, ocupó el cargo en febrero, después de que Nigeria no alcanzara la final de la Copa de África. Fue considerado un gran fracaso, por lo que Onigbinde sustituyó a Shaibu Amodu y empezó a tomar decisiones. La más polémica fue apartar al ex capitán Oliseh (Borussia Dortmund) y al ex bético y ex mallorquinista Finidi (Ipswich Town). Ambos quedaron marcados por liderar una protesta de los jugadores, que exigían cobrar unas deudas de la federación.

La principal obsesión del seleccionador es mantener la disciplina de las estrellas,el orden de los también conocidos como Super Egos por su tendencia a la dispersión. A tal fin, Onigbinde ha repartido un código disciplinario que, por cierto, ya rechazaron en 1997. También les ha informado de lo que van a cobrar para evitar malentendidos. En un país afligido por todo tipo de problemas, los aficionados se acogen al fútbol como gran válvula de escape. Nigeria tiene más de 200 profesionales esparcidos por el mundo.

Al menos un puñado de ellos, con grandes dosis de talento. Es una selección llena de glamour, velocidad e improvisación. Okocha, por ejemplo, centrocampista fantasioso del París St. Germain, que, cercano a la treintena, tratará de aprovechar el escaparate para firmar su último gran contrato; Kanu, el espigado delantero del Chelsea, campeón olímpico en Atlanta 96, que, con 28, abandonará probablemente el Arsenal. El lateral Babayaro (Chelsea), que disputará a los 23 años su segundo Mundial y que el autor de aquel gol que tanto daño hizo a España y Zubizarreta en Francia 98. El fortachón central West, sin equipo después de que fuera despedido el pasado invierno del Kaiserslautern. O la promesa: Aghahova, delantero de 19 años que ya en los Juegos de Sydney 2000 apuntó grandes condiciones.

Inmerso en el grupo de la muerte, Nigeria es capaz de lo mejor y de lo peor. "Nuestro gran problema es la defensa", reconoce Onigbinde.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de mayo de 2002