Carver es un gran mito de la literatura de Estados Unidos: sobre todo, de sus cuentos. Hizo también ensayos, y hasta una sola obra de teatro sobre Dostoievski. Breve vida: se casó a los 19 años, su matrimonio fue una pelea constante y cruel, quizá esa desesperación le condujo al alcoholismo, y a una vida breve: nació en 1938 y murió en 1958. La sobriedad de los últimos años ya no pudo salvarle. En España no tiene la fama justa: quizá porque sus breves relatos tienen un ambiente muy local, aunque la tragedia de la pareja sea aquí suficientemente conocida, y quizá más, y conduzca frecuentemente a la página de sucesos.
Rodríguez Méndez hace una tarea delicada: no es fácil que esas parejas salten del idioma delicado y conciso a la carne y hueso que da el teatro por sus intérpretes, no es fácil que la acción relatada se convierta en representación: sigue siendo monólogo o a veces diálogo. Sin embargo, con unos actores de buena calidad como son los de esta representación consigue reflejar la tragedia del amor convertido en repugnancia. Con el decorado simple y pobre, y con una iluminación tenue, el aumento de la depresión es notable. El público -domingo- estaba muy formado de jóvenes parejas: espero que creyeran que éste es un asunto de otros, sobre todo americanos, y que a ellos no les puede afectar. Ésa es la gran trampa de todo el asunto. Pero mucho vieron de realidad cuando tanto aplaudieron.
Si me necesitas, llámame
De Raymond Carver. Dramaturgia y dirección de Antonio Rodríguez Méndez. Intérpretes: Inma Fernández, Jorge Muriel, etcétera. Tuzla, Shakespeare y Compañía. Sala Pradillo. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de mayo de 2002