Los sindicatos, tan oportunos, tan representativos, tan dialogantes ellos, han decidido montarle al país una huelga general con acompañamiento de banda, coros y zapateados. Todo trabajador puede optar entre secundar la huelga o acudir al tajo ejerciendo el legítimo derecho de no interrumpir su actividad laboral o comercial, haciendo huelga de la huelga. Convendrá recordárselo también a los llamados piquetes informativos, que tienen todo de piquetes, pero no se sabe de qué demonios pretenden informar, y que, mediante el chantaje, procurarán forzar el éxito de la movilización amenazando al personal, al que tratarán de amedrentar con métodos impropios de una sociedad civilizada.
Puestos a recordar, no olvidemos las palabras de un velludo líder sindical que en vísperas de una anterior convocatoria arengaba a sus compañeros con la tonante consigna: 'Mañana saldremos a la calle a machacar...', ¡y vaya si machacaron!
¿Se respetará el 20-J el derecho al trabajo de los que se nieguen a secundar la huelga?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de mayo de 2002