Recuerda a aquellos viejos filmes de boxeo de la Warner Bros, como Kid Galahad, en los que apuestas, mafiosos y golpes eran los máximos reclamos. Viene, como también ocurría con algunos productos de la Warner, precedido por un suceso archiconocido por los diarios, la condena a un campeón mundial en activo, Mike Tyson, por acoso sexual y su desposesión del título, anécdota que le sirve de excusa.
Y para un espectador respetuoso con los logros un poco canallas aunque inteligentes de su responsable, Walter Hill, como quien esto firma, tiene también el valor de una certeza: en un cine dominado por la explosión de la violencia irracional pero escalofriantemente realista, la pericia del otrora hiperviolento Hill (recuérdese Los amos de la noche o Calles de fuego) aparece como apagada, desprovista de su antigua garra: como de otro tiempo. A la postre, lo que queda en pie en este Invicto es una situación de partida un tanto inverosímil; la pericia, eso sí, de mantener en pie un edificio ficcional muy endeble a base de ritmo y despojamiento de cualquier elemento accesorio, y un derrame de testosterona inconveniente para gentes sensatas.
INVICTO
Director: Walter Hill. Intérpretes: Wesley Snipes, Ving Rhames, Peter Falk, Michael Rooker, Jon Seda, Fisher Stevens. Género: acción, EE UU, 2001. Duración: 95 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de mayo de 2002