Con un programa atractivo actuó en el Ciclo de Ibermúsica la Filarmónica de Hamburgo. Desde 1997 es su titular Ingo Metzmacher, de carrera considerable y criterio amplio. Siempre busca un sonido robusto y dibuja las formas con energía. Se comprobó en la Sinfonía número 8, en fa, de Beethoven, o en la natural violencia y originalidad de Integrales, de Edgar Varèse. En Tres lugares de Nueva Inglaterra, los filarmónicos hamburgueses pintaron con vivos colores las evocaciones de hechos y rincones con vuelo poético. Y, en fin, Mauricio Ravel, con su Concierto en sol, sobre el que planea cierta influencia norteamericana bien diluida en el orden y la claridad. En la parte solista, una pianista en alza, Hèléna Grimaud, demostró el preciosismo de su técnica, incluido el célebre perlé, en alianza con una libertad expresiva, cierta inquietud rítmica y un extremado abuso de la velocidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de mayo de 2002