Colegios electorales cerrados y calles envueltas en humaredas de neumáticos quemados en medio de la calzada por los manifestantes, a los que respondían los disparos de granadas lacrimógenas por las fuerzas de orden público. La rebelión de Cabilia, la región donde viven la mayoría de bereberes argelinos, logró ayer su objetivo de impedir la celebración de las segundas elecciones legislativas desde 1991. La abstención fue muy alta en el resto del país. El ministro del Interior estimó la participación entre un 45% y un 50%.
Tizi Uzu, la capital de Cabilia, era ayer una ciudad muerta, en la que no había un solo autobús público que circulase, un solo comercio abierto, excepto algunas farmacias, y mucha basura amontonada en las calles porque está interrumpida su recogida. Lleva así desde el martes, en que empezó la huelga general decretada por los aruchs, los dirigentes tribales y locales designados espontáneamente, en protesta contra la "mascarada electoral".
Los periodistas extranjeros que se desplazaron a cubrir las elecciones argelinas obtuvieron ayer, tras una semana de prohibición alegando problemas de seguridad, la autorización para desplazarse, escoltados por policías, a Cabilia, donde viven cinco millones de bereberes a tan sólo un centenar de kilómetros al este de Argel.
"¡Prohibido votar! ¡Ningún voto para estos criminales!". Agolpados en las esquinas, los jóvenes corean eslóganes cuando ven llegar al cortejo de periodistas a la Nouvelle Ville, un barrio de reciente construcción en esta ciudad de cerca de 200.000 habitantes. "Miren, la paralización es total, aquí no va a votar nadie", explica satisfecho Rachid, un estudiante.
En la escuela primaria Doukar, en la Nouvelle Ville, el colegio electoral ha logrado abrir sus puertas bajo la protección de los antidisturbios. "Estoy aquí porque trabajo en la Administración y he recibido una orden administrativa", explica, visiblemente incómodo, un funcionario. "No, no me filmen porque tengo hijos", advierte a un equipo de televisión, dando a entender que haber acatado la disposición le podría costar caro.
El funcionario está sólo con una secretaria de mesa. Los representantes de los partidos que concurren a las elecciones no se han atrevido a acudir. "¿Que cuánta gente ha votado en mi mesa?" "De ocho a doce de la mañana, tres personas de las 1.875 inscritas". "¿No sé si no sería mejor cerrar el colegio dado que los demás lo están?", se pregunta aparentemente deseoso de volver a su casa.
Los jóvenes cabiles se empeñan en cerrarlo. Agrupados detrás de una verja, lanzan grandes pedruscos que rompen algunos cristales del edificio. Los antidisturbios responden con granadas desde el patio del colegio, pero el viento cambia de dirección y el humo se esparce también por dentro. Las mujeres a cargo de las mesas se asustan, salen corriendo y se refugian en un aula algo más alejada del escenario de la batalla. Abandonan momentáneamente urnas y papeletas.
"En la Nouvelle Ville no se ha logrado clausurar el colegio, pero en otro, el que está al lado del hospital Mohamed Nedir, los muchachos consiguieron a primera hora quemar urnas y papeletas", afirma orgulloso Samir, recepcionista en un hotel. "Aun así, nos contarán en la televisión manipulada que la participación en Cabilia ha superado el 5% para que la elección sea válida", añade Farid, matizando la alegría de Samir.
Tizi Uzu, y toda Cabilia, llevan 15 meses de protesta, y en el camino que conduce a la céntrica plaza Aben Ramden los síntomas de los enfrentamientos saltan a la vista. Pintadas denunciando al "¡Poder asesino!", farolas derribadas y edificios públicos con sus fachadas quemadas por los coctéles molótov, como el antiguo cuartel de la Gendarmería, que abandonó la ciudad hace un mes y fue sustituida por la policía. La ira de sus habitantes se concentra ahora sobre los antidisturbios, que ayer cruzaron la plaza exhibiendo armas largas a través de las ventanillas de sus todoterrenos.
El desinterés del resto de argelinos hacia los comicios legislativos se plasmó en una alta abstención. Al cierre de los colegios electorales, la tasa de participación nacional se situaba entre el 45% y el 50%, según el ministro del Interior, Yazid Zerhuni, citado por la radioestatal. En las legislativas de 1997, votó el 65,49% del electorado. La falta de interés más notable se registró en los grandes centros urbanos del país. La mayor participación se registraba en el sur del país.
Zerhuni también informó de que los enfrentamientos entre manifestantes y policías habían dejado un muerto y tres heridos en Cabilia. El día anterior un grupo armado asesino a 23 personas al oeste de Argel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de mayo de 2002