El precio del oro se disparó ayer hasta alcanzar los 330,2 dólares por onza, un máximo en dos años y medio. Hubo dos razones fundamentales que impulsaron la cotización: la primera ha sido el aumento de la tensión entre India y Pakistán y, la segunda, la debilidad del dólar estadounidense frente a las otras dos monedas de referencia, el euro y el yen, que ayer se acentuó.
El temor a una guerra entre los dos grandes países asiáticos ha aumentado y los cálculos de las repercusiones económicas que un conflicto puede tener para ambos Estados son cada vez más alarmantes. Los inversores de estos países se han volcado masivamente a comprar oro en los mercados de Nueva York y Londres como un valor refugio. India es desde hace tiempo el país donde más oro se consume en el mundo y Pakistán está entre los 10 primeros, por lo que la estampida de los inversores hacia el metal precioso es más que lógica.
Añadido a esto, la debilidad de la moneda estadounidense, acentuada en la última semana, también ha provocado que muchos inversores dirijan su dinero al mercado del oro, puesto que ni el euro ni el yen les ofrecen aún suficiente confianza como para invertir en estas monedas en vez de en dólares estadounidenses. El oro ha vuelto a ser el refugio en tiempos de mucha inestabilidad e incertidumbre en otros mercados como el de divisas, el bursátil o el de otras materias primas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de junio de 2002