Se ofrecen en todo tipo de envoltorios: depósitos, fondos y carteras de bolsa. Es la moda de los productos garantizados donde el inversor no arriesga su dinero, escarmentado del mal comportamiento de los mercados. Unos productos que, sin embargo, giran en torno a los vaivenes de las acciones y que son, hoy por hoy, el único aliciente para los ahorradores más conservadores.
La oferta de garantizados es ahora mejor que la de hace sólo un año: cobertura más alta, rentabilidad fija y más porcentaje en la variable
Fiscalmente, a los inversores de rentas medias y altas les interesa más un fondo de inversión que un depósito garantizado
Los fondos y depósitos con garantía tienen elevadas comisiones si el dinero se saca antes del tiempo pactado, que oscila entre 3 y 5 años
Nada que no lleve el sello garantizado goza de una fuerte demanda entre los ahorradores. Han sido y son tiempos difíciles para obtener una rentabilidad interesante y el dinero sólo está dispuesto a volver con flotador a las turbias aguas de los mercados bursátiles. Unos productos que han causado furor, como los 4.000 millones de euros que ha captado el Santander Central Hispano con su Depósito Supersatisfacción que ahora se ofrece en formato de fondo de inversión. Sea cual sea la forma que adquiere, la clave es no poner en peligro el dinero invertido.
Ahora se vive una nueva oleada en la comercialización de estos productos garantizados con opciones muy novedosas como la cartera de bolsa que ofrece la sociedad de valores Renta 4 en la que, por un periodo de un año, es imposible perder dinero o el depósito BSN Banif con unas condiciones muy favorables al ofrecer como rentabilidad el 100% de la ganancia de un fondo de fondos por un periodo de cinco años.
La oferta actual de productos garantizados es muy interesante en relación con los que se comercializaban hace sólo unos meses. Para empezar, ahora la garantía es por el 100% del capital, cuando muchos productos del pasado más reciente extendían su cobertura a sólo el 90% de la inversión realizada. También es frecuente que, al margen de la ganancia ligada a la evolución de valores, de índice o de fondos -por tanto variable- den una rentabilidad fija que sirva para atenuar los negativos efectos de la inflación.
En esta modalidad es curiosa la rentabilidad fija que ofrece el BBVA Mundibolsa Garantizado 2 que 'regala' 100 euros por cada 5.000 euros invertidos, dinero que hay que poner en la perspectiva de que este producto se lanza por un periodo de 2 años y 5 meses.
En cuanto a la rentabilidad variable, los gestores también se están mostrando más generosos, aunque aquí hay más diferencias. Es frecuente que se llegue a alcanzar el 100% de la revalorización de una cesta de fondos o de índices bursátiles, lo que incrementa el atractivo si, como cabe esperar, la evolución de valores e índices es positiva en el medio plazo.
Liquidez penalizada
Las ventajas de los actuales productos garantizados tienen, no obstante, su cruz. La mayor parte de los lanzados recientemente tienen una vida de tres o cinco años, un periodo de tiempo que puede ser excesivo de acuerdo a la cambiante situación de los mercados y a la indefinición de la marcha de la economía. En periodos tan prolongados de tiempo no es raro que bolsas y economías pasen euforias y desaceleraciones. Además, el inversor está prácticamente atrapado durante ese periodo, ya que se establecen comisiones de salida muy elevadas que hacen aconsejable que el dinero destinado a esos productos sea realmente excedentario.
También el cálculo de la rentabilidad indizada a valores, fondos o índices es complicado y en muchas ocasiones reduce de forma importante la ganancia esperada. Hay garantías fáciles de calcular entre un día concreto de un índice que se toma como partida y otro de finalización. Sin embargo, las cosas se complican cuando se trata de las medias mensuales de esos indicadores o fondos, ya que la ganancia real acaba viéndose reducida a la mitad si se utiliza este sistema.
Una decisión clave es elegir entre depósitos o fondos de inversión, ya que a efectos fiscales su tratamiento varía mucho. En estos supuestos es ya obligado referirse a la reforma del IRPF de 2003. En el caso de los depósitos, cuando tengan más de dos años, la ganancia obtenida se verá reducida en un 40%, por lo que el inversor tributará a su tipo marginal por el 60% restante de la ganancia.
En los fondos de inversión, la cosa cambia y basta con que transcurra un solo ejercicio para que la plusvalía tribute al 15% con independencia del resto de rentas del ahorrador. Para unas rentas medias en torno a los 25.000 euros anuales, a los poseedores de un depósito les supondrá pagar el 16,8% sobre las ganancias obtenidas, ligeramente superior al 15% que se paga por plusvalías patrimoniales. Sólo a los inversores con ingresos inferiores a los 13.800 euros al año, les resultará más beneficioso obtener sus ganancias como rendimientos del capital mobiliario que como plusvalías, aunque la distancia es muy pequeña. Estas rentas pagarán, tras la reducción del 40%, el 14,4% de las ganancias obtenidas, 0,60 puntos menos que si se tratase de plusvalías.
Por tanto, el depósito interesa a las rentas más bajas, mientras que los fondos son productos para las medias y altas.
Una vuelta sin riesgos a la Bolsa en estado puro
Una de las novedades más llamativas es la cartera garantizada que ofrece Renta 4. Es un viejo sueño de los inversores de acceder a la Bolsa en estado puro, moviendo una cartera de valores con la seguridad de que durante el primer año no se perderá dinero.
Este producto es novedoso en España y va a permitir que muchas personas puedan dar sus primeros pasos por la Bolsa con la seguridad de no perder dinero. Esta sociedad de valores crea una cartera que va gestionando (compra y vende valores) y garantiza la inversión realizada durante un año. Pasado el año, la cartera evoluciona y esa garantía se pierde con lo que el inversor puede perder dinero.
Es un producto muy transparente en cuanto a la ganancia, ya que dependerá de la evolución de los valores diariamente, así como de las compraventas que se vayan realizando. La sociedad percibe por la gestión el 10% de los beneficios en caso de que éstos se generen. Eso sí, durante el primer año, aunque la cartera bajase el inversor tendría el mismo capital que invitió. Esta cuenta de gestión tendrá duración ilimitada, aunque la garantía sea de un año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de junio de 2002