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CARTAS AL DIRECTOR

Relaciones y árbitros

A las relaciones entre España y Marruecos lo único que les faltaba es que un árbitro marroquí pite el primer partido de España en el presente Mundial.

No quiero pensar en las reacciones si España no saca un buen resultado. Pero sería interesante imaginar los guiñoles un día después, sobre todo el de Camacho, el entrenador nacional, arremetiendo a diestro y siniestro, como es su costumbre, y del presidente del Gobierno sentado en su poltrona culpando al árbitro marroquí no solamente del mal resultado del partido y del fracaso de la Operación Triunfo, sino hasta de la huelga general, porque, desde luego, lo que más caracteriza a este Gobierno es su ingenio en culpar de todos los males de este país a los otros.

Si son trabajadores inmigrantes, mejor, y si son marroquíes, ¡mejor que mejor!

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de junio de 2002