Con cartel sin figuras, también salieron unos cuantos inválidos en el encierro de Manuel San Román, que en general mostró muy buena condición, pero poquísima fuerza, salvando el honor ganadero el noble y repetidor quinto, que fue el único que aguantó una lidia completa. Pepín Jiménez (silencio tras aviso y silencio) saludó capoteramente a su primero con parsimonia; el cuarto, un cinqueño de La Cardenilla, dejó toda su bravura en el tercio de varas y Pepín no pudo confiarse con él aunque intentó justificarse. Andrés Sánchez (silencio y oreja tras aviso) en el segundo ejecutó una buena estocada al tercer envite y al quinto le dio una serie al natural espléndida, para rematar con una gran estocada. Miguel Ángel (ovación y ovación) recibió al tercero con una larga a porta gayola y al sexto le recibió con otra larga ante toriles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de junio de 2002