Más que en contra de los conservadores de la CDU / CSU, Schröder enfiló baterías ayer contra el Partido Liberal Democrático (FDP). 'Tomamos nota de que los liberales están locos por gobernar. Al menos en esta formación, no son capaces de ello', espetó el canciller, que sólo de pasada se pronunció también a favor de renovar la coalición con Los Verdes.
Ambas cuestiones tienen que ver con que todos los pronósticos indican que la coalición rojiverde, probablemente, no contará con una mayoría en la próxima legislatura. 'Esta alianza ya está acabada', describió ayer como termómetro que prevalece en el SPD un miembro de su ejecutiva, que pidió no ser identificado. En 1998, la cómoda mayoría alcanzada por ambos partidos sólo fue posible gracias a factores excepcionales como el hastío que produjeron 16 años de gobiernos de la CDU de Helmut Kohl.
La otra opción de izquierda -incluir en la alianza al Partido del Socialismo Democrático (PDS), heredero del antiguo régimen de la RDA- ya ha sido descartada: con su militante rechazo a EE UU, los ex comunistas no son de recibo. Schröder se enfrenta al mismo dilema que contribuyó a la derrota de Lionel Jospin en Francia: pese a que la izquierda quizá llegue a rozar la mayoría, su división podría impedir la formación de un Gobierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de junio de 2002