El escritor José María García López (Ávila, 1945) definió ayer su libro El baile de los mamelucos (Seix Barral) como 'una recreación histórica, una metáfora de la libertad a partir de las ideas del pensamiento de un mundo magnífico'. Hace diez años, publicó en la misma editorial La ronda del pecado mortal, también de carácter histórico, aunque es autor de los libros de poesía Sombra derretida y Memoria del olvido y tiene dos novelas inéditas.
El escritor declaró que durante tres años se ha documentado sobre el mundo de los mamelucos, cuyo nombre evoca la masacre que pintó Goya en La carga de los mamelucos. De origen turco, los mamelucos dejaron su huella en Egipto y Siria en los siglos XIV y XV, sobre todo en arte y construcciones, como mezquitas, escuelas, hospitales, canales de navegación y lugares de reposo y comercio para las caravanas.
Amistad
García López se ha centrado en los años 1370 a 1390, a través de dos personajes que se cruzan y cada uno sigue caminos diferentes, uno hacia el pasado y la memoria y el otro hacia el futuro. 'El tiempo es como un mareo, los personajes viajan hacia adelante y hacia atrás. Aunque la documentación es extensa y rigurosa, en esta novela de ficción me interesa el tema de la amistad de estos esclavos a caballo, el desarraigo, los apátridas y la libertad como metáfora, ya que viven como esclavos, pero al mismo tiempo son sultanes, que necesitan afirmarse en el poder'.
El escritor José Manuel Caballero Bonald, que presentó la novela, dijo que El baile de los mamelucos es 'un texto insólito, desusado, con una singularidad temática y carácter estilístico, con una preocupación por la palabra. Ya no se escribe como lo hace García López. Es una auténtica literatura, sin subterfugios'.
'La novela tiene varias lecturas, es una historia sobre el Egipto medieval, una novela de aventuras, una historia de amor, una crónica de navegantes, una reflexión moral, un canto a la amistad, con una perfecta adecuación entre el asunto y el lenguaje, en un tono poético, muy vivo, con una adjetivación sutil y un cierto aire barroco', añadió.
García López quiere también que esta novela histórica 'contribuya con respeto a una consideración más verídica y respetuosa con el mundo musulmán'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de junio de 2002