Los datos referentes a la evolución económica ya no son lo que eran, como demostró ayer el índice ISM -antes índice de gestores de compras- de mayo en Estados Unidos. Este indicador mejoró casi en dos puntos el del mes anterior, pero su efecto duró apenas media hora en la bolsa, justo lo que tardaron los inversores más espabilados en deshacerse de un papel que cada vez pesa más en las carteras.
La Bolsa de Nueva York pasó de ganar 60 puntos en la apertura a caer más de 120 en pocos minutos, sin que los observadores pudieran detectar una causa concreta, aunque algunos señalaban la difícil situación del Gobierno respecto de las investigaciones sobre los servicios secretos como la principal causa del malestar de los inversores.
Las consecuencias del retroceso del mercado estadounidense en las bolsas europeas fueron inmediatas y las precarias posiciones de algunos valores destacados se vinieron abajo con fuerza en los minutos finales. El Ibex 35 cedió el 0,63% y el índice general de Madrid el 0,49%, con una contratación que es la quinta más baja de este año en el Mercado Continuo.
El negocio se quedó en 1.270,13 millones de euros, con más del 10% obtenido a través de operaciones institucionales y, del resto, más de la mitad se concentró en tres valores, Telefónica, SCH y BBVA.
Los mercados de la zona euro tuvieron, en general, un comportamiento peor que el de la bolsa española, con un retroceso del 1,11% en París y del 1,51% en Francfort, poco antes de su cierre.
En ese momento la Bolsa de Nueva York cedía el 1,05%, algo más de 100 puntos, y el mercado Nasdaq, el paradigma de la tecnología, se dejaba el 2,17% y caía por debajo de los 1.600 puntos, hasta ahora la principal referencia con que contaban inversores y analistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de junio de 2002