Más de un millón de personas tomaron los alrededores del palacio de Buckingham para seguir el concierto de pop y rock con el que los británicos festejaron anoche los 50 años de reinado de Isabel II. La reina, el sábado ya abrió los jardines de palacio para acoger a 12.000 invitados en un concierto clásico. Por el escenario desfiló una brillante representación de casi 50 años de música: desde Shirley Bassey a Will Young, el nuevo ídolo del pop británico; de Ricky Martin a Annie Lennox; de los Atomic Kitten a Brian Wilson.
Aclamada por el público cuando subió al escenario casi al final del concierto, Isabel II, "mami" en palabras de su hijo y heredero, Carlos, pareció emocionada como pocas veces. El concierto acabó transformándose en un clamoroso éxito para la monarquía británica y sobre todo para su soberana. Y también para las viejas glorias del rock británico, que acapararon el cartel. La BBC vendió los derechos de emisión en directo o en diferido a 50 cadenas de televisión de todo el mundo.
El momento culminante llegó cuando, ya casi al final, la reina, acompañada de su marido, el príncipe de Edimburgo, su hijo Carlos y sus nietos Guillermo y Enrique, subió al escenario. Los 12.000 asistentes en palacio y el millón de personas que abarrotaban el Mall, la gran arteria que une el palacio de Buckingham y Trafalgar, la vitorearon banderas al aire. Carlos dirigió unas emotivas palabras a su madre, que casi llegaron a provocar alguna lágrima en la soberana. Al final, tras el "Dios salve a la reina" lanzado por Carlos, madre e hijo se dieron dos cariñosos besos.
Isabel II fue la reina de la noche, pero Paul McCartney fue el rey. Desde que subió al escenario el concierto alcanzó un largo cenit con momentos de gran emoción, como el recuerdo a George Harrison, o las interpretaciones de McCartney con Eric Clapton. Joe Cocker demostró que su voz desgarrada sigue valiendo la pena. Otros, como Rod Stewart, ya no están para estos trotes.
Hubo sonadas ausencias. Elton John, gran amigo de la fallecida Diana, dejó grabada una canción en los salones de palacio. Robin Williams declinó la invitación de los organizadores. Otros, como Oasis, conocidos republicanos, no pudieron rechazarla porque no habían sido invitados.
Una banda estelar integrada por Phil Collins, Eric Clapton y Ry Cooder, entre otros, acompañó a leyendas como Tom Jones, Ozzy Osbourne o Ray Davies y a grupos juveniles como Atomic Kitten o Blue. Ricky Martin dio sabor latino a esta singular fiesta que había arrancado a media tarde con una multitudinaria merienda en el césped de la residencia real.
El guitarrista de Queen, Brian May, inauguró la sesión entonando el himno nacional británico desde el tejado del palacio, que a punto estuvo de arder en un incendio la noche anterior. Pero All you need is love, el clásico de los Beatles, fue el verdadero himno de la jornada. Su estribillo, interpretado a coro por todas las estrellas en los jardines del palacio de Buckingham, había sonado durante el día por todo el país y algunos Estados de la Commonwealth como homenaje a la soberana británica.
Entre el público había una mezcla de juventud y madurez casi tan sorprendente como la que se daba en el escenario, por donde desfilaron combinaciones tan llamativas como la formada por el incombustible Cliff Richard y los miembros de S CLub 7. "Es un cruce generacional para abarcar 50 años de música pop", explicó el veterano cantante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de junio de 2002