El sistema español de ciencia y tecnología poco tiene que ver con el que existía 25 años atrás. Los principales indicadores sobre productividad y calidad científicas así lo demuestran. Sin embargo, la evolución no ha ido siempre al gusto de todos. Ni en velocidad ni en objetivos alcanzados ni tampoco en cuanto a propuestas de futuro. Así se desprende de la opinión expresada por 36 autores, todos ellos clave en la evolución del sistema español, en un número monográfico de la revista Quark (www.imim.es/quark), de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, dedicado al análisis de la política científica española de este último cuarto de siglo.
La publicación, que se presenta formalmente el próximo 10 de junio en Barcelona, recoge la opinión de personajes clave en la construcción del actual sistema de ciencia y tecnología. Entre ellos, a varios secretarios de Estado y presidentes del CSIC que, a lo largo de la década de los ochenta, perfilaron un modelo de crecimiento que finalmente se vio estancado, según coincide la mayoría, al inicio y durante buena parte de los noventa.
De este período se analizan las dificultades existentes en el área de transferencia de tecnología y la investigación en la universidad, así como los principales desafíos que distintas áreas de la ciencia española tiene planteadas para el futuro.
A juicio de los autores, en su mayor parte científicos españoles de alto nivel, vinculados a áreas como la biotecnología, la biomedicina, la genómica, la nanotecnología o la política científica, España tiene posibilidades de destacar en la escena internacional. Para ello reclaman mayores presupuestos y planteamientos específicos de áreas de investigación. El escaso porcentaje sobre el porcentaje del PIB destinado a I+D es destacado por la mayoría como uno de los grandes déficits del sistema. Cinco autores cualificados abordan en sus artículos las soluciones de futuro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de junio de 2002