Rogelio Blanco, doctor y profesor de filosofía en la UNED, acaba de presentar un completo estudio sobre la obra literaria y científica del ilustrado alicantino Pedro Montengón. 'Un personaje olvidado y poco conocido en la actualidad', lamentó el autor del trabajo, quien recuerda que Montengón está considerado como el Rousseau español y que entre sus múltiples aportaciones destacan su estilo prerromántico en algunas de sus obras, sus poemas o el modelo de educación innovador que defendió en la época.
El libro Pedro Montengón y Paret (1745-1824). Un ilustrado entre la utopía y la realidad acaba de publicarse en la colección Letras Humanas de la Universidad Politécnica de Valencia. El volumen contiene una exhaustiva bibliografía del ilustrado alicantino, un pormenorizado análisis de su obra literaria y un amplio apartado que analiza sus deudas e influencias intelectuales que van desde Séneca hasta los clásicos de la literatura castellana y de la producción jesuita.
La obra más importante de Montengón fue El Eusebio, en el que refleja sus ideas pedagógicas y planteamientos paralelos, en cierta medida, a Rousseau. Esta novela está considerada por algunos críticos como 'el Emilio español'. En el siglo XVIII el ilustrado llegó a vender 70.000 ejemplares de El Eusebio, 'todo un best seller en aquella época, un libro que tuvo una gran repercusión y que generó un amplio debate que ahora prácticamente nadie lo conoce', lamenta el autor de este trabajo que se presentó hace unos días en Alicante.
Los últimos capítulos de este libro recuerdan las disputas que tuvo el ilustrado alicantino con la Inquisición y los censores, y concluye con un análisis de la figura de Montengón como un 'ilustre reformador, educador y utópico'.
En la obra del ilustrado alicantino, según el autor del estudio confluyen el desarrollo de las ideas ilustradas y utópicas con la producción de diversos géneros literarios, la aglutinación de una temática crítica y renovadora en el proceso de cambio de siglo y su exilio en Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de junio de 2002