¿Amor a primera vista? ¿O una pareja de novios con una relación ya consolidada a través del tiempo? No puede saberse. Pero, en cualquier caso, el hombre y la mujer que se besaban así de cálidamente momentos antes de que comenzara el encuentro entre Brasil y China tenían un favorito claro, el que compusieron con las letras de sus mejillas. Claro que el duelo era desigual. A un lado estaba la selección canarinha, tetracampeona del mundo. Y a otro, la suya, novata en esta plaza. El equipo del nómada yugoslavo Bora Milutinovic hizo cuanto pudo, pero no evitó la goleada ante su superior adversario. Mientras tanto, quizá ellos siguieran besándose de jugada en jugada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de junio de 2002