La sequía de las últimas semanas se ha llevado por delante parte de la cosecha en algunas de las zonas cerealistas más significativas de la mitad norte de la Península. Los daños son especialmente graves en las zonas del Duero y el Ebro. En Navarra ya se ha puesto en marcha una normativa sobre sequía. Las lluvias de las últimas fechas han tenido un efecto beneficioso para algunas siembras tardías, pero no ha resuelto el problema. Las organizaciones agrarias se encuentran en la actualidad evaluando las pérdidas.
Aunque las condiciones fueron favorables en los cuatro primeros meses del año, la falta de lluvias y la meteorología adversa a partir de mayo han acabado con las expectativas de una producción elevada, y los agricultores estiman que ya han realizado la siega.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de junio de 2002