Es espectacular el contraste entre la desatención policial en el sector de Ciutat Vella al norte de La Rambla y su abrumadora presencia en la zona sur, especialmente en la Rambla del Raval.
Allí escasean las tiendas y los visitantes barceloneses o turistas, y no es por tanto territorio rentable para descuideros, tirones, etc. Durante el día, este vasto espacio es un tranquilo paseo de madres e hijos, viejos jubilados y jóvenes desocupados. Sin embargo, nunca hay menos de dos automóviles o camionetas policiales en movimiento alrededor; a menudo, también parejas a caballo.
Explicación: La mayor parte del personal usuario del espacio es de procedencia inmigrante, africana o asiática; a la vez, los edificios circundantes están en proceso masivo de rehabilitacion, destinado a renovar la población residente, expulsando la actual y sustituyéndola por otra más pudiente.
Ese acoso policial, abrumador y tan inútil como intimidante, es parte cómplice integral de esa operación especulativa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de junio de 2002