El sifón es -aparte de una arcaica bebida carbónica- un 'tubo encorvado que sirve para sacar líquidos del vaso que los contiene, haciéndolos pasar por un punto superior a su nivel'. (DRAE). Naturalmente, la bebida se llamaba sifón porque su botella la expelía a través de uno de estos tubos. La palabra es de origen griego.
Si el sifón se usaba para pasar líquidos de un envase a otro, la palabra se usó también para indicar tubos especializados en succión (en algunos animales), o incluso aparatos para ordeñar (en inglés). El uso en la red está más cerca de estos últimos sentidos.
Un email siphon es un programa que rastrea, en las páginas, direcciones de correo electrónico, que se reconocen fácilmente gracias a la @. Es una especie de araña, como las que indican nuestros sitios para los buscadores, pero lo único que hace es robar direcciones... con destino al espam, claro. Uno pone en la web su dirección de contacto, el de alguna persona que cita, etcétera, y de golpe todos empiezan a recibir correos con las propuestas más peregrinas. Los aspiradores de direcciones (me suena mejor que sifonadores) alimentan esos negocios que dan medio millón de direcciones de correo por cinco dólares.
Las direcciones que muestran los sitios son públicas -para eso las tienen-, pero como el destino de los sifones es el espam, es perfectamente lícito impedir su acción (que además aumenta el trabajo de nuestro servidor). Algunos lo intentan mediante el documento genérico que veta el acceso a las arañas, pero no suele funcionar bien. Hay soluciones más avanzadas, de programación, que devuelven al espía millares de direcciones, todas falsas. Y otros le sirven direcciones de conocidos espamers que de esta manera se verán acribillados por sus colegas, en un caso de justicia poética.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de junio de 2002