Era la espectadora más joven del diálogo que Carlos Saura, el cineasta, y Diego Galán, el crítico, llevaban a cabo el último miércoles en el cine del Círculo de Bellas Artes, en el marco del ciclo Cine y automóvil que organiza estos días la Fundación Barreiros y en el que acababa de exhibirse Taxi, filme de Saura. Ella era una niña de siete años, Ana Saura Ramón, hija del director de cine y de la actriz Eulalia Ramón. Le habían hecho a su padre todo tipo de preguntas, cinematográficas y automovilísticas, pero a ella se le ocurrió una muy pertinente, así que tomó el micrófono, se alzó sobre su asiento en la primera fila y le preguntó al director de cine: '¿No crees que un día los coches serán raros en las películas, ahora que la gente se desplaza en escobas, como en Harry Potter?'. Carlos Saura, que bromeó toda la noche, se puso muy serio, hizo un poco de historia de los coches en el cine y recordó que coches voladores ha habido muchos, entre ellos los de James Bond. ¿Habrá más escobas que coches? En ese territorio no se atrevió a entrar el padre de Ana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de junio de 2002