La competición de largometrajes de Cinema Jove se vio ayer animada por una sensación parecida a la que produce el consumo de marihuana. No es que la sala de proyección se viera invadida por una brigada de consumidores de cannabis, sino que el efecto que produjo entre los espectadores la proyección de la comedia alemana Lammbock-Alles in Handarbeit, de Cristian Zübert, es en cierto modo parecida a la inhalación de dicha droga. Una risa incontrolada, producida por algunos gags verdaderamente geniales, una estructura caótica, que parece querer imitar los efectos de un porro, y una desmadrada trama, con la marihuana como tema central, hacen de este filme uno de los más divertidos e imprevisibles de la sección oficial hasta el momento.
Si la cinta de Zübert reproduce un esquema narrativo clásico, tamizado por su carácter disparatado, la rumana Occident, de Cristian Mungiu, hace de la repetición de una misma historia su principal argumento. A la manera de Robert Altman, Mungiu cuenta las interrelaciones entre un grupo de personajes que convergen, desde diversos puntos de vista, en los mismos escenarios. Pero la estudiada estructura coral del maestro americano es aquí sólo un recurso para mostrar una serie de anécdotas, de desigual interés, con el único propósito de entretener al espectador. Algo, y no es poco, que sólo logra a ratos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de junio de 2002