Es un proyecto ambicioso para abrir el 11 de julio la 48ª edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Troya, siglo XXI no sólo reúne mundos y culturas enfrentadas, sino a profesionales tan diversos como la actriz Ángela Molina (que con esta obra debuta en el teatro), el bailaor Rafael Amargo, los bailarines Matteo Levaggi y María Giménez, el compositor Joan Valent y hombres de la escena como Gerardo Vera o Jorge Márquez.
'El proyecto me enamoró nada más leerlo', dice Ángela Molina, 'me apasionan todos los temas que se tratan en Troya, siglo XXI, todo lo que habla del hombre y sus orígenes, de sus tragedias...; ¡cómo iba a decir no!, yo vengo del amor más profundo hacia el arte de la danza, de la música, sentí la necesidad de experimentar con esta propuesta y ver qué sucedía en un montaje donde confluyen todas esas artes'.
El espectáculo se concibió tras los acontecimientos del pasado 11 de septiembre en Nueva York: 'Ese día se materializa el principio de una lucha que llevaba larvándose décadas; la sinrazón de la violencia surge entonces para enfrentarse a otra sinrazón histórica: la de la ignorancia, la del desprecio y la opresión de Occidente hacia los países más pobres', afirma el director Jorge Márquez. En este contexto, Molina señala que su personaje representa la voz dramática, la tragedia griega: 'Es la voz del hombre, de la mujer, de cualquier persona a través de la historia, del tiempo'.
Junto a ella, se han involucrado en el proyecto, además de Márquez, Valent, Amargo, Giménez y Levaggi, la cantaora Montse Cortés, el joven guitarrista Niño Josele, el escenógrafo Gerardo Vera (quien también ha intervenido en la dramaturgia) y el iluminador Juan Gómez Cornejo. Además, participa el cuerpo de baile de Los Gitanos (compañía de Rafael Amargo), de los Guerreros Blancos (Ballet del Teatro de Turín) y los músicos de Ars Ensemble, grupo concebido por Joan Valent.
Rafael Amargo cuenta entusiasmado cómo han intentado entre todos fusionar la danza clásica y el flamenco: 'Unos y otros manejamos volúmenes muy distintos, el flamenco es tierra y trabajamos en ella, la danza clásica se mueve y emerge del aire'. Sus compañeros asienten y María Giménez habla de las bondades que proporciona trabajar en equipo: 'Es envidiable trabajar así, como se hacía antes, con un grupo de creadores aportando cada uno su grano de arena..., vivimos en un mundo caótico y por suerte el mundo del teatro posibilita aprender a trabajar en equipo'.
Troya, siglo XXI viajará, tras permanecer tres días en Mérida, a Santander, Perelada y Canarias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de junio de 2002