La reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas
sobre la huelga de día 20 resulta, de entrada, paradójica. Por un lado, un 52,6% de los encuestados están muy o bastante de acuerdo con la huelga, frente a un 34,7% poco o nada de acuerdo, y un 53,7% consideran que hay muchos o bastantes motivos para convocar la huelga, frente al 37,1% que cree que hay pocos o ninguno.
Pero, por otro lado, ante la pregunta sobre si 'piensa usted participar en la huelga general', un 34,2 dice que sí, y un 54,1, que no. ¿Hay tanta gente inconsecuente con sus opiniones sobre la huelga?
Pero si miramos la última pregunta de la encuesta ('¿en cuál de las siguientes situaciones se encuentra actualmente usted?), descubrimos que sólo un 51,1% de los encuestados trabaja, mientras el resto son jubilados, parados, estudiantes o se dedican a sus labores.
Es evidente que para 'participar una huelga' hay que ser trabajador en activo (¿cómo 'participaría en la huelga' un jubilado o un ama de casa?); por tanto, sólo parece relevante para prever el éxito de una huelga el porcentaje de los que actualmente trabajan que piensan secundarla.
Ante una encuesta tan torpemente realizada (¿incompetencia? ¿premeditación?), resulta difícil sacar consecuencias, pero parece razonable pensar que la mayoría de los que declaran que 'no participaran en la huelga' deben ser del 49% que no puede participar por que no trabaja y los que 'sí participaran', al 51% que sí trabaja.
Es decir, debe haber más de un 60% de trabajadores en activo que sí harán huelga (con lo cual, la aparente 'inconsecuencia' de los encuestados desaparece).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de junio de 2002