La bolsa, como escaparate de la situación económica y financiera, mostraba ayer su lado más oscuro, con un nuevo mínimo anual en los índices y unas expectativas inciertas a medio plazo. El Ibex 35 cedióe l 2,11% y el índice general de Madrid el 1,89%, cifras que no desentonaban en absoluto con las que ofrecía el entorno europeo. París perdió al cierre el 2,63%, Londres el 1,41% y Francfort el 2,52% poco antes de concluir la sesión. En esos momentos el índice Dow Jones bajaba el 0,41%, 39 puntos.
Si la situación en España era especial por la jornada de huelga general convocada por las principales centrales sindicales, lo cierto es que las cotizaciones se limitaron a seguir la tendencia impuesta por el conjunto de los mercados, que siguen sin dar señal alguna de reacción ante la peculiar coyuntura que vive el sector de las telecomunicaciones. La única diferencia significativa que ofrecía el mercado de valores español estaba en el volumen negociado, aparentemente igual al de las sesiones anteriores al estar convenientemente inflado por unas cuantas operaciones espaciales que sumaron más de 1.000 millones de euros al total. Descontando esas operaciones, el Mercado Continuo movió tan sólo 1.209,45 millones de euros, una cifra muy baja pero que muy probablemente no desentona con las del conjunto de las bolsas europeas, en las que nadie tiene la tentación de dar una imagen concreta.
Deutsche Telekom, con nuevos problemas debidos a la, al parecer, sobrevaloración de activos inmobiliarios en sus balances, y France Telecom, que parece reabrir la sangría de la financiación de su participada Mobilcom tras algunas semanas de altercados, volvieron a poner el sector patas arriba y Telefónica terminó la jornada por debajo de los nueve euros.
La liberalización del tipo de cambio en Uruguay vino a confirmar los crecientes problemas en Latinoamérica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de junio de 2002