A las 5.30 de ayer, un piquete formado por más de cien personas esperaba a las puertas de la cochera de los autobuses urbanos de Madrid en el distrito de Fuencarral con la intención de impedir la salida de los vehículos que media hora más tarde empezaban su ronda. Los piquetes se distribuyeron entre las dos entradas de los depósitos y se sentaron enfrente de los más de 50 policías nacionales (algunos con equipamiento antidisturbios) que vigilaban el lugar. "Igual que si estuviéramos en la Plaza de Tiananmen. No nos moveremos de aquí", gritaban los concentrados en referencia a las protestas en la capital china de 1989.
Las consignas en contra del Gobierno y de los conductores que intentaban salir a trabajar fueron la nota dominante durante las más de dos horas que duró la presión sobre los empleados encargados de cumplir los servicios mínimos fijados por el Ejecutivo.
La tensión fue en aumento y la mayoría de los conductores optaron por una de las dos salidas de la cochera, donde el piquete era menor. Sin embargo, fue aquí donde se produjeron los incidentes. Algunos de los más exaltados encendieron varias hogueras e hicieron una barricada con contenedores para impedir la salida de los autobuses. Los agentes realizaron varias cargas policiales teniendo que ser atendidos varios manifestantes.
Los enfrentamientos entre la policía y los piquetes se saldaron con al menos seis jóvenes detenidos que se negaban a identificarse frente a los agentes. En previsión de altercados, el sindicato CC OO repartió ayer entre sus afiliados un folleto explicando lo que debían hacer en caso de ser detenidos. En él se facilitaba un número de teléfono para ponerse en contacto con un abogado. Entre las recomendaciones figuraba la de "no declararse culpable y fijarse en la hora de la detención" para que ésta no pudiera ser cambiada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de junio de 2002