En vísperas de la cumbre de Sevilla, Francia reiteró ayer sus advertencias contra la tentación de sancionar a los países de los que proceden los inmigrantes sin documentos. Y avisó de que tendrá 'una verdadera dificultad' si la aplicación o la suspensión de los acuerdos de cooperación de la UE se supeditan a que los países destinatarios cooperen en la lucha contra las migraciones clandestinas, según Catherine Colonna, portavoz del presidente Jacques Chirac.
La colaboradora del jefe del Estado no confirmó ni desmintió si esta cuestión podría provocar un bloqueo francés a la política de inmigración de la Unión Europea: 'Confiamos en la presidencia española de la UE para que (la resolución) guarde el buen equilibrio. No añadiré nada más', contestó a una pregunta respecto al alcance de la hostilidad de París al proyecto de José María Aznar y otros líderes europeos.
'No podríamos comprender que la ayuda al desarrollo quede supeditada a la lucha contra la inmigración', argumentó la portavoz de Chirac. 'Agravar la situación económica del país sancionado implica el riesgo de incrementar los flujos migratorios y no de disminuirlos, lo cual sería particularmente contraproducente'. Se manifestó partidaria del 'discurso de la firmeza hacia los países que rehúsen cooperar', pero el primero de los mensajes debería ser 'incitarles y convencerles, y no amenazar con sanciones a los más pobres'.
Francia tampoco acepta que la reforma del Consejo Europeo desemboque en un funcionamiento de ese organismo por mayoría cualificada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de junio de 2002