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Cinco colonos judíos, asesinados por un 'comando' suicida palestino en Cisjordania

Dos activistas penetraron en un asentamiento y dispararon antes de ser abatidos

Cinco colonos, entre ellos una mujer y tres niños, fueron asesinados ayer noche a tiros por dos activistas palestinos en el asentamiento de Itamar, al norte de Cisjordania, cerca de Nablús. Éste es el segundo atentado que sufre Itamar en poco menos de tres semanas; el anterior acaeció el 28 de mayo y se saldó con la muerte de tres adolescentes, todos ellos estudiantes de un seminario judío, situado en el interior de la colonia. Los atacantes se infiltraron en el interior del asentamiento a través de un agujero de la valla y empezaron a disparar contra los colonos.

Un destacamento del Ejército les obligó a buscar refugio en el interior de una casa, donde permanecieron atrincherados varias horas hasta que fueron abatidos por los soldados. El ataque fue reivindicado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

El atentado contra el asentamiento de Itamar, un bastión de los sectores ultraortodoxos religiosos, se produjo poco después de que el Gobierno de Israel colocara en pie de guerra a los soldados reservistas, para que colaboren en las operaciones militares que se efectúan en los territorios palestinos en represalia por los dos últimos atentados suicidas perpetrados en Jerusalén y que han costado 26 víctimas.

Ayer, en plena operación de castigo, los soldados tomaron las ciudades autónomas de Tulkarem, Yenín, Nablús, Kalkilia y Belén. Las fuerzas del Ejército efectuaron detenciones masivas de todos los varones con edades comprendidas entre los 15 y los 55 años, lo que provocó una serie de incidentes y enfrentamientos. En Kalkilia murieron tiroteados dos soldados y una mujer que se encontraba en cinta.

La ofensiva israelí ha golpeado con especial severidad Belén, donde las comunidades religiosas de la Basílica de la Natividad, en previsión de posibles incidentes, han cerrado a cal y a canto el templo. Sobre la ciudad se ha establecido por tercera vez en los tres últimos meses un férreo toque de queda. La población ha quedado aislada del resto del mundo; nadie puede entrar ni salir de Belén. Las tropas parecen dispuestas a quedarse durante semanas en la zona, como represalia por haber dado apoyo y refugio al suicida de Hamás que atentó el pasado martes contra un autobús en Jerusalén provocando 19 muertos.

El presidente palestino Yasir Arafat, en un intento de calmar la situación, ha solicitado el fin de los ataques suicidas contra la población civil.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de junio de 2002