Seis dirigentes del ala izquierda del Partido Socialista francés suspendieron ayer su participación en el órgano de dirección nacional -integrado por 39 personas- y otro más dimitió, tras denunciar 'maniobras de pasillo' para colocar como portavoz del partido a Laurent Fabius, ex primer ministro y ex ministro de Economía, en lo que consideran una acentuación de la 'línea social-liberal'.
Tras la derrota electoral del domingo, la primera crisis interna sólo ha tardado cuatro días en producirse. El detonante fue la elección del presidente del Grupo Parlamentario Socialista, cargo al que aspiraba Fabius, que finalmente se retiró. Esto permitió la elección de Jean-Marc Ayrault, persona próxima al primer secretario del Partido Socialista, François Hollande. Los dirigentes del ala izquierda afirman que Fabius ha pactado con Hollande la compensación de convertirse en el portavoz del partido, un puesto interesante por la repercusión que tiene en los medios de comunicación.
Las corrientes a la izquierda se niegan a aceptar un reparto del poder entre Hollande y Fabius. En estas condiciones, el arbitraje del primer secretario entre las distintas tendencias se anuncia difícil con vistas a la preparación del próximo congreso, que Hollande desea que se celebre en la primavera de 2003, dando tiempo así a una consolidación del Partido Socialista como fuerza de oposición antes de que las tensiones internas lo fracturen.
Para el dirigente dimisionario Marc Dolez -próximo a la derrotada Martine Aubry, la dama de las 35 horas-, el partido debe 'reconquistar' su electorado 'entre los que trabajan duro' y entre las capas populares. Los partidarios de Fabius advierten contra la desviación izquierdista de un partido que debe 'modernizarse'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de junio de 2002