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OPINIÓN DEL LECTOR

Apoyo a los encerrados de la Olavide

La Universidad ha sido tradicionalmente un refugio para las libertades y una patria para los derechos. Los valores de la tolerancia, del respeto al otro, del pensamiento crítico, han hecho posible que las nuevas ideas nacieran y se desarrollaran. Deshacer los mitos y la falsa creencia que encadena a los individuos y a las sociedades a la dominación y al dolor, a la violencia, a la desigualdad y a la ignorancia, ha sido un objetivo permanente del pensamiento científico y crítico ilustrado. El delirio del racismo y de la xenofobia es, hoy por hoy, uno de los viejos mitos que renace con más fuerza en nuestras sociedades al amparo de una globalización tan desigual como injusta. Combatir este delirio debe ser hoy una tarea prioritaria del pensamiento crítico.

Al igual que la Universidad produce nuevos modelos científicos que responden a enigmas y problemas que nuestro tiempo plantea, también es obligación de la comunidad universitaria generar nuevos modelos sociales, éticos y políticos.

Cientos de personas, víctimas del racismo y de la injusticia, han buscado asilo en nuestro campus; si las ignoramos, si las abandonamos a su suerte, ¿cómo podríamos, sin la indignidad de la mentira, seguir hablando en nuestras aulas de derechos humanos, de solidaridad, de cooperación?

Al igual que durante la dictadura la Universidad desempeñó un papel fundamental como espacio de libertad y vanguardia de lucha por la democracia, ha de jugar hoy también esa misma función contra estos enemigos de la democracia que son el racismo y la exclusión social.

Sobre el firme suelo de la tolerancia y sobre la preciosa costumbre de la libertad ha de florecer la virtud cívica de la solidaridad.

Por ello los abajo firmantes, profesores y personal de administración y servicios de la Universidad Pablo de Olavide, manifestamos nuestra solidaridad con los inmigrantes encerrados y pedimos la atención de sus reivindicaciones, comenzando por la posibilidad de que abandonen el encierro con dignidad y sin represalia alguna.

Del mismo modo, queremos hacer constar nuestro apoyo a la actitud manifestada por el equipo rectoral y, más en concreto, por la rectora y vicerrectora, quienes han sido exponentes de una postura que dignifica a la comunidad universitaria y que la pone en vanguardia de la defensa de las libertades y de los derechos humanos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002