Que un paciente recién operado pida una manta para pasar la noche cuando la temperatura exterior es superior a los 25 grados es señal de que algo no va bien. Si este abrigo no es suficiente y, al poco, también solicita a las enfermeras una calefacción en plena ola de calor de junio, la cosa pinta peor. Afortunadamente, esta situación no estaba relacionada con una indisposición del enfermo, ni con un empeoramiento de su cuadro clínico, sino con los achaques que cíclicamente afectan a la habitación de la sala de rehabilitación en la que alojaron a Vicente después de ser intervenido en el hospital La Fe de Valencia.
La enfermedad que padece la estancia en la que recaló consiste en una súbita pérdida de control del equipo de aire acondicionado que produce un vertiginoso descenso de temperatura difícil de combatir, especialmente a las puertas de una huelga general.
A Vicente le operaron el martes de una intervención de cirugía plástica que no presentaba demasiadas complicaciones. La primera noche, señala, pasó sin incidencias, pero cuando comenzaba la segunda, tanto él como sus acompañantes comenzaron a notar que hacía más frío de lo normal. Lo que comenzó como una leve sensación, se transformó rápidamente en un frío intenso al que no había forma de hacer frente. Al ver que no había forma de que aflojara la intensidad del chorro de aire frío que salía del equipo, el acompañante del enfermo optó por llamar al personal de enfermería.
Comenzaron por pedir una manta, siguieron por un pequeño calefactor y al ver que con ello no era suficiente, además de estas medidas abrieron las ventanas. Pero ni por esas.
Por lo que les comentaron las enfermeras -a las que mostró su agradecimiento el enfermo por su amabilidad y su ayuda- son frecuentes los problemas del aire acondicionado en esa habitación, por lo que no suele ocuparse a no ser que haya otras salas vacías. Al ver que no remitía el frío, el personal sanitario buscó a un técnico que pusiera fin al iglú en el que se había convertido la habitación, cuestión nada fácil a media hora del comienzo de una huelga general y en medio de un cambio de turno. Finalmente apareció y tras un primer momento en el que 'salía aún más frio', la avería se subsanó por completo la mañana siguiente.
El incidente no dejaría de ser un hecho aislado si no fuera por los continuos problemas de mantenimiento que padece el hospital, que los sindicatos explican por el abandono que padece el complejo sanitario ante la futura construcción de un nuevo centro que sustituirá al actual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002