El Banco de España quiere blindar a los dos grandes bancos presentes en Argentina. Tanto el SCH como el BBVA no están obligados a inyectar más dinero en sus filiales argentinas, según el subgobernador del organismo, Gonzalo Gil, quien aseguró ayer que 'cada filial de un grupo bancario español debe ser independiente financieramente de la matriz y ser capaz de obtener su financiación y liquidez con plena autonomía'. Es uno de los duros requisitos elaborados por el banco central y recogidos en una Memoria de supervisión que se publicará por primera vez en julio, con carácter anual.
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El objetivo de estos criterios de actuación, en los que se pone énfasis en la solvencia del grupo, es obligar a los bancos a aplicar una política rigurosa para hacer frente a la grave crisis que atraviesa Argentina, que ya amenaza con extenderse a sus vecinos en Latinoamérica.
Ante posibles dudas sobre el papel de las entidades financieras españolas en Argentina, que ya han tenido que hacer provisiones por 2.830 millones de euros a causa de la crisis, el Banco de España es tajante. Las filiales siempre son "independientes" de la matriz desde el punto de vista financiero. "Cada entidad que precise financiación debe obtenerla del mercado y pagar la prima de riesgo correspondiente a la situación individual", indicó Gonzalo Gil durante unas jornadas sobre inversiones españolas en Latinoamérica organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la Universidad Menéndez Pelayo en Santander.
El principio de independencia que inspira al Banco de España supone cerrar el grifo a las aportaciones de fondos del SCH y el BBVA a sus filiales argentinas, cuya actividad se ha paralizado por la crisis. "Las matrices no están obligadas a meter más dinero del que han metido ya", aseguró el subgobernador. En este sentido, el Banco de España indica que, si una filial decide cubrir sus riesgos, debe acudir al mercado, "sin que la matriz u otras entidades del grupo sean su contraparte o avalista".
Liquidez para tres meses
Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander Central Hispano (SCH), fue tajante sobre este asunto. Este ejecutivo reconoció el 30 de abril pasado que el Banco Río de la Plata, filial argentina del grupo, "sólo tiene liquidez para tres meses, hasta julio o agosto. Tenemos claro que no vamos a poner más dinero si no hay un sistema financiero viable y rentable", añadió.
Por otro lado, se aleja la posibilidad de que los bancos españoles, cuyos resultados y cotizaciones bursátiles se han visto afectados por su presencia en Argentina, tengan que hacer frente a las demandas de ciudadanos argentinos contra el impopular corralito (restricciones a la extracción de efectivo de los depósitos bancarios impuestas en diciembre pasado). "La supervisión directa de las filiales corresponde al supervisor del país de acogida, dado que son bancos autorizados en dichos países, y la supervisión consolidada del grupo al supervisor del país de origen, coordinándose ambos supervisores en el desempeño de sus respectivas responsabilidades", subrayó Gil, para quien está muy claro que las demandas de los clientes de las filiales argentinas no corresponden a las matrices españolas. "Si el Banco Central tiene que dar liquidez, que la dé con vías de descuento, y si no quiere, pues el problema va a estar ahí", añadió.
El Banco Río y el BBVA Banco Francés son filiales del SCH y el BBVA, respectivamente, y no sucursales, puntualizó.
En ese contexto, el subgobernador explicó los "principios y criterios de actuación tendentes a fortalecer la situación" de los dos principales grupos bancarios españoles en Argentina. Aparte del requisito de autonomía e independencia financiera, el Banco de España establece los siguientes:
- Solvencia. Debe reforzarse el importe, calidad y estructura de los recursos propios del grupo bancario. Cada filial, además, debe contar con recursos propios suficientes para la cobertura de riesgos. "Aunque normativamente los recursos propios de los grupos se midan en base consolidada, una adecuada gestión de los riesgos aconseja la distribución de dichos recursos propios entre los distintos componentes del grupo", indicó Gil.
- Información. El consejo de administración de la matriz debe implantar una cultura de grupo internacional en cuanto a organización, gestión, sistema de información interna y controles. Deben asumir "de forma eficaz" las funciones de control y desarrollar una "intensa labor de auditoría interna".
- Políticas contables prudentes. Los bancos españoles con actividad en el exterior deben seguir "una política de especial prudencia", amortizando aceleradamente los fondos de comercio y constituyendo provisiones especiales teniendo en cuenta los "escenarios más extremos".
- Control de liquidez. Cada filial debe contar con un "sistema propio de medición continua de su liquidez", concluyó Gil, "previendo mecanismos adecuados para hacer frente a las necesidades ordinarias de fondos líquidos, y con planes de contingencias verosímiles para afrontar situaciones extraordinarias". La crisis argentina ha castigado de forma especial a la banca en un país con un crecimiento negativo en el primer trimestre del 16% en un contexto tan negro que los expertos lo comparan con la Gran Depresión. "La crisis argentina no ha afectado a la situación de solvencia de nuestros dos principales grupos bancarios", afirmó el subgobernador. Sin embargo, el Banco de España cree que nunca está de más incrementar precauciones.
Riesgo de contagio
La evolución de la economía argentina, donde las entidades financieras españolas obtienen un tercio de sus beneficios, preocupa al Banco de España, que respalda la decisión del FMI de negociar unos acuerdos básicos que permitan la recuperación antes de inyectar más dinero. La crisis argentina, que ya se ha contagiado a Paraguay y Uruguay, amenaza con extenderse a Brasil. Gil advirtió contra los "riesgos evidentes".
El subgobernador afirmó que "las entidades españolas han hecho lo que tenían que hacer", en referencia a las fuertes provisiones que han realizado los bancos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002