La Bolsa española cerró ayer la tercera semana consecutiva de caídas, con un descenso acumulado del 2,84% en el Ibex 35 y del 2,68% en el índice general de Madrid. A la difícil situación de las operadoras telefónicas en Europa y la extensión de la crisis en varios países de América del Sur se ha unido ahora la debilidad del dólar, que está provocando la retirada de los inversores de los activos denominados en esa divisa, entre ellos la Bolsa. En el conjunto del mes de junio, el Ibex 35 ha perdido el 12,89% y la Bolsa de Madrid el 11,02%.
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La Bolsa española cayó ayer con fuerza como consecuencia de la tendencia global y, también, porque la evolución de la crisis en América del Sur amenaza con afectar a todos los países de la zona. De hecho, BBVA, SCH y todas las empresas del grupo Telefónica se encuentran en mínimos anuales.
Además, la particular crisis del sector de las telecomunicaciones en Europa continúa causando estragos en las cotizaciones de estos valores, que ayer volvieron a capitanear los recortes en todos los mercados.
El Ibex 35 cedió el 1,91% y suma una pérdida del 2,84% en la semana, la tercera consecutiva de descensos, con lo que ya acumula una caída del 12,89% en este mes. París bajó en esta sesión el 0,85%, Francfort perdía el 0,36% a media tarde y Londres ganó el 0,35% al cierre.
La situación de los mercados financieros se complica cada día un poco más en todo el mundo y está provocando una crisis de confianza, sobre todo ahora que el dólar ha entrado en una fase de debilidad voluntaria que tiene como finalidad hacer más competitivos a los productos estadounidenses y así conseguir el equilibrio de la balanza comercial. La huida de los inversores de los activos denominados en dólares está provocando el descenso de las cotizaciones en la Bolsa de Nueva York, que bajó ayer un 1,89% y se situó en los 9.253,79 puntos, después de perder el jueves un 1,36%. El índice del Nasdaq descendió un 1,63% para situarse en 1.440,9 puntos, tras caer el jueves un 2,14%.
Los problemas en las telecomunicaciones europeas, a los que las empresas no parecen saber dar respuestas adecuadas, fueron el detonante de estas caídas, pero también el alto nivel de riesgo de la banca española en Latinoamérica y, lo último, la capacidad de arrastre de la Bolsa estadounidense, han puesto a los inversores contra las cuerdas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002