Una discusión sobre las notas de fin de curso desencadenó ayer una tragedia doméstica en Padrón (A Coruña), donde un niño de 13 años mató de una puñalada por la espalda al compañero sentimental de su madre. Los hechos se produjeron en un piso en pleno centro del pueblo donde vivía la víctima, Arturo B.C., de 49 años, con su pareja y los tres hijos de ésta, fruto de una relación anterior.
El niño arrastraba, según familiares próximos, un fuerte trauma por los malos tratos que le había dispensado su padre biológico. Fuentes de la investigación señalaron que hay indicios de que el nuevo compañero de su madre también se empleaba habitualmente con violencia contra muchacho.
Ayer terminaba el curso en la enseñanza primaria en Galicia y el niño llegó a casa con unas notas que no gustaron nada al compañero de su madre.
Según testimonio de los vecinos del inmueble donde vivía la familia, en la Avenida de Compostela de Padrón, Arturo B.C. abroncó con gran dureza al muchacho.
El drama se consumó sobre las 15,30 horas. Cuando el hombre se encontraba en el pasillo de la vivienda, el niño apareció por detrás suyo con un cuchillo de cocina y se lo clavó en la espalda, según indican fuentes de la investigación.
Al oír los gritos, los vecinos avisaron a la policía municipal. Los agentes encontraron a Arturo B.C. casi moribundo y comprobaron que tenía un pulso muy débil.
El médico del servicio de urgencias ya no llegó a tiempo y se limitó a certificar la muerte del herido. Cuando fue consciente de lo que había hecho, el niño sufrió un ataque de nervios y tuvo que ser trasladado al hospital Clínico Universitario de Santiago, donde poco después llegó también su madre en un estado psíquico similar.
Según se deduce de diversos testimonios, al muchacho lo persiguió el infortunio desde su nacimiento. Su abuela materna declaró a la emisora autonómica Radio Galega que el niño había sido maltratado por su padre biológico y que desde entonces no se recuperó del trauma.
Broncas
La Guardia Civil sospecha que la situación podía haberse reproducido con el nuevo compañero de su madre. Los vecinos del inmueble también alimentan esa hipótesis y aseguran que las broncas solían ser frecuentes en el piso donde Arturo vivía con su madre, el niño y dos hermanos más pequeños - un chico y una chica-, nacidos también del matrimonio anterior de la mujer.
En todo caso, no se trataba en absoluto de una familia típica de ambientes marginales. Arturo, a quien se le atribuye en el pueblo afición a la bebida, se dedicaba a realizar trabajos esporádicos en la construcción o en la tala de madera. También estuvo casado anteriormente y tiene tres hijos de ese matrimonio. Su actual compañera trabajaba como empleada de hogar por horas en varias casas de Padrón y de Santiago de Compostela. Vivían en pleno centro, al pie de la carretera Santiago-Vigo, y eran personas bien conocidas en el pueblo, que ayer quedó atónito con la noticia. Los vecinos se lamentaban muy especialmente por la suerte del chico, que ahora deberá quedar a disposición de la fiscalía de menores.
Según testimonios del vecindario, a menudo los pequeños quedaban solos en casa, y a veces el chico vendía pimientos al borde de la carretera para ayudar a la precaria economía familiar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002