Muy lejanas quedan las reservas del PSOE sobre su actitud ante la huelga general que convocaron los sindicatos para el 20 de junio. Así se puso ayer de manifiesto en la reunión de la ejecutiva federal en la que todo fueron parabienes políticos por haberse situado "con los trabajadores" y frente "a la política antisocial del Gobierno", según palabras del secretario de Organización, José Blanco.
Los distintos miembros de la dirección socialista que intervinieron en la reunión, según distintos interlocutores, coincidieron en señalar que se había producido con la movilización aparejada a la huelga "una inflexión social" en la que, desde luego, había aparecido "la dialéctica izquierda-derecha". Pero no sólo eso, sino que, a juicio de los socialistas, el malestar con el Gobierno alcanza a capas sociales más amplias.
Así lo indican sondeos demoscópicos realizados por este partido el pasado viernes, un día después de la huelga. Un 62% de los consultados apoya la "actitud" de José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, ante la huelga y su decisión de acudir a la manifestación en Madrid. Un 48% ha considerado correcta la actuación en general del PSOE en este episodio y un 28% se manifestó en contra, siempre según los datos que se manejaron en esa reunión interna. Ahora queda seguir luchando "política y legalmente" contra la reforma, que se plasmará en el Parlamento con "enmiendas a todas las medidas del decretazo hasta que lo retiren", dijo Blanco.
El secretario de Organización aseguró que el día de la huelga los españoles "dictaron sentencia" ante un Gobierno que "está solo y que miente" y recordó que su partido ya advirtió al Ejecutivo de José María Aznar de que su política "autoritaria y antisocial" sería rechazada por la mayoría. "Cuando un Gobierno niega la evidencia pierde el sentido de la realidad", precisó Blanco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de junio de 2002