El párroco de El Espinar (Segovia), Valentín Bravo, que ha sido noticia días pasados por la adopción de un niño bielorruso de ocho años de edad, está cansado del protagonismo que ha adquirido su caso, por el que se han interesado no sólo medios de comunicación españoles y europeos, sino hasta una televisión con sede en Miami. El cura y a la vez padre, de 48 años, quiere que todo vuelva a la normalidad, por lo que ha dejado de conceder entrevistas, mientras asegura que tanto trasiego de periodistas y cámaras ha puesto nervioso al chaval. Sobre la repercusión del caso, Bravo insiste en que tiene la conciencia muy tranquila en cuanto a haber adoptado a su actual hijo, después del veredicto favorable de un juzgado de Bielorrusia. Ni siquiera la felicidad de ambos se ve eclipsada por un pequeño detalle: el sacerdote es seguidor del Real Madrid, mientras que su vástago luce la bufanda colchonera del Atlético de Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de junio de 2002