...y entonces, el león se despertó y, al lanzar rugido formidable, agitó una pataza fiera hacia el hombre. Aznar. Como tengo a veces rasgos de antiguo cinismo propio del periodismo político que nunca he ejercido vine a pensar que la escena parlamentaria se debe a que el León Zapatero ha visto que Aznar se ha venido abajo. Y es que se ha venido abajo. La huelga: ha ido todo el que ha podido, los huelguistas no han ejercido violencia, muchos se han abstenido por miedo y de muchos sé, en Madrid, que corrieron de las oficinas y los talleres que no se atrevían a abandonar a la manifestación. La inmigración: Europa no ha aceptado 'castigar' a los países del hambre porque sus miserables se vienen a los nuestros. Su economía: la Bolsa se cae a pedazos.
Pero sobre todo creo yo que es su comportamiento ante estos errores, su manera de mentir y de mandar mentir a su camada, lo que más le ha perjudicado. Dejar caer la piel de lobo para que se viera la piel de puma. Bajo la cual puede haber otra, hasta llegar a la peor y verdadera: Aznar. Y ha perdido votos. Los que le daban los partidarios de la 'mano dura', que en España son muchos porque se creen ajenos a que esa garra descienda sobre ellos: no ha sido capaz de ahogar la huelga y de echar a los inmigrantes, y ha fingido que lo había sido. Y así Aznar, al fin, ruge y rampa. Qué pena, demasiado tarde. La derecha se ha dado cuenta de que es matón de taberna de versos clásicos ('fuese, y no hubo nada'), dicho con todo el respeto a que me obliga el cargo que ejerce y la delicadeza por quienes parecen mis semejantes en la televisión. Hay una izquierda optimista que desde la resistencia de Madrid y la batalla del Jarama cree que ha ganado la guerra, y encuentra por aquí una ocasión para reverdecer su error. La guerra se perdió entonces y no se deja de perder cada día; pero ahora hay una sensación de regreso, hay una manera de ver a las mujeres de Sevilla y a los sindicalistas de la Puerta del Sol que ya no se veía. Y una manera de ver que la guerra de Bush no ha sido nada, que la globalización no se quiere, que la economía capitalista tiene sus propias contradicciones, como decían Marx y Vázquez Montalbán.
Hoy ya se ve a Aznar en la televisión, y no se le ve como ayer. Se ve a Suárez diciendo que es el mejor presidente de la democracia, y ya no se le ve como entonces: cuando ya era así y se disfrazaba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de junio de 2002